El pasado sábado se citaba en la capital a gran número de rockeros venidos de toda España para asistir a un concierto histórico. El último de la formación original (Carlos y Armando de Castro, y Hermes y Sherpa) de lo que sigue siendo la Punta de Lanza de nuestro rock duro: Barón Rojo.
El recinto escogido para la ocasión: el Palacio de Vistalegre del distrito de Carabanchel. Recinto de gran aforo porque el concierto se grabaría en vídeo para incluir esas imágenes en un futuro documental.
Una gran cola de gente dando la vuelta al Palacio, de esas que sólo los rockeros más rebeldes suelen conseguir, anunciaba que la noche sería antológica. Gente venida de toda España, de todas las edades, pues al concierto podían entrar menores de edad; algo muy inusual en los conciertos de nuestro rollo, pero sobre todo con hatos rockeros y la camiseta de la Reunión 30 Aniversario con el logo del aviador en el pecho.
Todo muy puntual. Abrieron puertas a las 19:30 de la tarde para la proyección del tráiler del documental que se está rodando a cerca de la historia de la banda, Barón Rojo: la película. No pinta mal la cosa.
El Palacio acondicionado con telas laterales para evitar el eco del sonido y que fuera lo más optimista posible. Algo consiguieron con ello. Y un escenario con una pantalla al fondo que iría luego proyectando diferentes imágenes y efectos según el transcurso del concierto.
Eran las 20:30 cuando dejaron de sonar clásicos de AC/DC, Scorpions o Guns and Roses y saltaron al escenario los cuatro miembros originales de la banda para mostrarnos un abrazo y dejar ver a sus seguidores que habían dejado a un lado malos rollos y rencillas para disfrutar de una noche muy especial.
Sherpa con su tono carismático comenzó diciendo: ¡vamos al lío! y sonaron los primeros acordes de “Son como hormigas” a cargo de la “Strato” de Armando mientras en la pantalla se sucedían diferentes imágenes de laberintos con hormigas corriendo buscando un agujero. No tardó mucho Sherpa en pasarle la pelota a Carlos para que se cantara ese “Desertores del Rock”, donde aparecieron los primeros acercamientos entre el guitarra y el bajista. “El malo”, “Rockero indomable” o “Chicos del Rock” sirvieron de arranque antes de que la pelota le llegara a Armando para cantar “Hermano del Rock and Roll”. Porque si por algo se caracteriza Barón Rojo a parte de por sus letras dedicadas, en gran mayoría, a una generación determinada es porque la voz es cosa de tres.
“Vandalucía”, “Travesía urbana” dándonos un paseo por las calles y barrios de la capital, “Efluvios”, “Chica de la ciudad” -de la ciudad de Madrid- como dijo Armando preparándonos para patalear “Con botas sucias” y llegar a sí a “Incomunicación”. La pantalla se puso con un fondo estrellado para dedicar ese concierto a ellos. A esas estrellas del Rock que nos han dejado por el camino. Imágenes de Bon Scott, Janis , Brian, Boham y todos los que se nombran en “Concierto para ellos”.
Segunda instrumental de la noche con imágines de la ciudad de Londres en “El Barón vuela sobre Inglaterra”, “El pobre” y los primeros chistes de Sherpa para dar paso “Buenos Aires”. “Se escapa el tiempo”, un breve solo de Armando que es increíble como puntea con, o sin, slide la Stratocaster sin parar, de un lado a otro y sudando la gota negra. Para mi uno de los más grandes guitarristas de nuestro panorama nacional.
Las guitarras presidían esa pantalla con truenos y relámpagos para cantar esa bonita metáfora a la guitarra eléctrica: “Cuerdas de acero”, “Hijos de Caín” hablando sobre el bien y el mal, “Barón Rojo” con imágines del triplano rojo bombardeando aviones, cantada desde al primero al último, desde el joven al más viejo seguidor que abrumado por la nostalgia seguía con emoción todas las letras de todas las canciones.
Como si estuviéramos en los recreativos de aquellos alejados años 80’ la pantalla mostró imágenes de las maquinitas de marcianitos combinadas con la carátula del primer plástico para desear “Larga vida al Rock and Roll”. “Breakthoven”, “Tierra de nadie”, otro solo de Armando (con slide en este caso) para introducirnos a ese Volumen Brutal que reventó listas en los 80’. “Satánico plan”, “Inspector” no muy dada en los repertorios del grupo pero sí muy buena para los tiempos que corremos. Breve respiro para presentar a los miembros y seguir con “Caso perdido” antes de quemar Vistalegre con “Los rockeros van al infierno” y despedirse por primera vez cuando pasaban las 22:45 de la noche.
Reaparecieron con “Mil años luz” que nos dejó un poco insólitos por su poca aparición en los directos. “Anda suelto Satanás” y “Resistiré” cerraron el siguiente bloque.
Volvieron a salir de detrás de los “amplis” con “Las flores de mal” y la emocionante “Siempre estáis allí” homenaje a su público que ha estado ahí durante estos 30 años y sigue estando, y que dibujó algunas lágrimas en los rostros de los allí presentes porque era tal vez la última oportunidad de ver a los cuatro barones juntos arriba del escenario. Y en palabras de Armando le recordaba el ambiente a las noches vividas en el antiguo pabellón de deportes hace veintitantos años.
Pero la cosa no terminó ahí ya casi llegando a las 23:30 y cerrando la tercera hora de auténticos himnos y clásicos de la banda sonó “Casi me mato” tachada del repertorio por no saber si daría tiempo o no de aparecer en directo.
23:30 de la noche y la cosa tenía que llegar a su fin, pero no lo quisieron hacer con palabras de nostalgia ni de tristeza si no con aires festivos utilizando las “Czardas de Monti” para despedir la noche.
Podemos decir que faltaron o no clásicos en el repertorio pero lo que sí podemos decir es que 30 años después Barón Rojo siguen siendo los rockeros más rebeldes de nuestra escena. Y como dice Hermes en el tráiler del documental “¿Qué pasará después de este concierto? Es como una sensación de nostalgia y de tristeza”. Seguramente lo de anoche pasará a la historia y nosotros fuimos partícipes de ello.
LARGA VIDA AL ROCK AND ROLL, LARGA VIDA A BARÓN ROJO.
Angelito